Las consecuencias económicas del Brexit
El Brexit abre un período de incertidumbre en la economía mundial. ¿Por qué el Reino Unido tomó esta decisión? ¿Cómo impacta sobre las economías del Reino Unido y de Europa y cómo afecta los negocios en Argentina?
Contexto económico europeo
En 2007, la crisis de las hipotecas sub-prime se trasladó de Estados Unidos a Europa. Desde entonces los problemas mutaron de forma, pero el Viejo Continente nunca logró recuperar su dinamismo económico. El Banco Central Europeo, institución monetaria central y única de los países de la Unión Europea (UE), enfrentó su primera gran crisis con resultados magros: en muchos países la recesión persistente implica también desempleo, pobreza y una menor calidad de vida generalizada entre la población. El caso extremo lo constituye Grecia, que acumula una caída del 26% de su PBI entre 2007 y este año (y que mantiene una tasa de desempleo del 25%). Pero también San Marino (31% de merma), Chipre (8%), Italia (6%), Finlandia (5%) y Portugal (4%) continúan en 2016 por debajo del PBI que tenían en 2007.
Otras economías habían logrado crecer rápidamente, tras la crisis: así, Malta acumula desde 2007 una mejora del 26% en su PBI, y le siguen Luxemburgo (19%), Irlanda (18%), Eslovaquia (15%) y Suecia (15%); Islandia, Suiza y el Reino Unido también habían logrado recuperaciones importantes, con un PBI que en 2016 es un 10% superior al de 2007.
Crecimiento económico acumulado 2007-2016, países seleccionados de Europa
Fuente: EPyCA en base a Fondo Monetario Internacional.
Causas del Brexit
Por tanto, la decisión del Reino Unido de separarse de la UE debe entenderse como una crisis de representación política, más que por causas estrictamente económicas. La población británica enfrenta hoy la misma tasa de desempleo que antes de la crisis (en torno al 5%), pero con elevados niveles de precarización laboral e intensidad de la pobreza. Quienes votaron mayoritariamente por salir de la Unión Europea fueron los ciudadanos de mayor edad, ya desilusionados por no sentirse contenidos en las políticas europeas del pasado; en cambio, los más jóvenes optaron por quedarse en la UE. Esto revela que la explicación xenofóbica no tiene tanto peso: si bien la situación actual es lamentablemente propicia para el resurgimiento de esos discursos discriminatorios, el presunto “riesgo” que generarían los inmigrantes a los trabajadores británicos no es un motivo generalizado para buscar cerrar las fronteras del país.
Aún así, la decisión por parte de 30 millones de votantes del Reino Unido de separarse de la Unión Europea es un golpe simbólico para una institución que tiene sus raíces en buscar integrar a naciones que históricamente habían afrontado innumerables guerras entre ellas. El primer antecedente de la UE fue la conformación en 1951 de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero por parte de Francia, Alemania Occidental, Italia, Luxemburgo, Bélgica y los Países Bajos; con el objeto de que ninguna potencia europea pudiera producir armas en forma masiva, controlando justamente dos de las materias primas esenciales para fabricarlas. Desde ese momento, la integración europea se había consolidado incorporando cada vez más países; el “Brexit” constituye la primera salida de un país de alguna de las instituciones europeas.
Consecuencias del Brexit para Europa y Argentina
El Brexit abre un período de incertidumbre para la economía mundial, que recién comenzará a resolverse en la medida en que se pueda prever en qué plazo se concretará la salida del Reino Unido de la Unión Europea[1]. Es difícil prever qué elementos político-económicos primarán en las negociaciones de la salida. Por un lado, el Reino Unido debe afrontar la amenaza escocesa de independizarse para luego intentar entrar nuevamente en la UE como nación por sí misma: en 2014, Escocia votó permanecer dentro del Reino Unido (con el 55% de los votos) en buena medida porque independizarse le hubiera significado quedar fuera de la UE. Por eso, necesita el mejor acuerdo posible con el bloque europeo.
Pero la Unión Europea no puede incentivar la salida potencial de otros miembros, por lo cual no puede cederle al Reino Unido una solución sin costos: por ende, cualquier acuerdo comercial que firme con el Reino Unido no puede mantener el mismo acceso al mercado europeo continental del cual goza ese país hoy como miembro de la UE. Más aún, no se trata sólo del acceso al mercado europeo: la UE tiene firmados o en negociación acuerdos con otros países, de los cuales el Reino Unido quedará ahora excluida. Esto incluye el Tratado de Libre Comercio en negociación entre la UE y el Mercosur, en el cual los nuevos gobiernos de Argentina y Brasil expresaron renovado interés y que por tanto podría avanzar en los próximos años. Consecuentemente, las empresas europeas (y en particular las británicas) intentarán que sus autoridades encuentren una solución lo más parecida posible a la situación actual de libre comercio; al no contar más con este mercado europeo unificado (incluyendo al Reino Unido), varias empresas han amenazado ya con relocalizar su producción a países con menores costos laborales, aunque por el momento prima una actitud de cautela a la espera del inicio de las negociaciones para el Brexit.
La crisis en Europa se verá sin dudas agravada en el corto plazo por el contexto de incertidumbre. En tanto no se sepa a qué mercados podrán acceder y en qué condiciones, las firmas dilatarán muchos de sus planes de inversión y hasta de investigación o empleo. Esto implica un empeoramiento de la perspectiva de crecimiento en casi toda Europa.
Para Argentina, que ya sufre los efectos del menor crecimiento chino, la moderada recuperación estadounidense y la recesión galopante en Brasil, el menor crecimiento de su otro gran socio comercial es un golpe de gracia para cualquier expectativa de incrementar significativamente las exportaciones. Los productos cuya mayor salida al mercado apuntaba al Viejo Continente, como la carne bovina de alta calidad o la miel, se verán particularmente perjudicados. Tampoco cabrá esperar inversiones extranjeras directas, en lo inmediato, provenientes de los cada vez más cautos capitales europeos. Finalmente, la “fuga hacia la calidad” en el sector financiero implicará una apreciación del dólar que tenderá a reducir los precios internacionales de las commodities, lo cual dañará aún más las exportaciones argentinas.
[1] Ante todo, el Reino Unido debe enviar una solicitud formal de separación al Consejo Europeo, tarea que el renunciante Primer Ministro Cameron está dejando para su sucesor (que no sería elegido antes de septiembre); y luego, la negociación de los términos de la separación puede demorar 2 o 3 años.