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“La mayor debilidad es la falta de perspectivas sobre por dónde se encarará el desarrollo»

“La mayor debilidad es la falta de perspectivas sobre por dónde se encarará el desarrollo»

[:es]En la revista especializada en finanzas Portfolio Personal, entrevista a Martín Kalos y Fiorella Robilotta, directores de EPyCA Consultores.

Dicen Martín Kalos y Fiorella Robilotta, desde Epyca Consultores, mientras que apuntan que “la estabilización macro deberá ser continuada atacando la insuficiente magnitud de los sectores competitivos. Sobre el dólar, pronostican: “ en las próximas semanas, el BCRA no necesitará intervenir tanto para que el billete fluctúe en torno al precio que considera de equilibrio, valor que, en el mediano plazo, debería incrementarse nominalmente a la par de los demás precios de la economía”.

 

Si tuvieran que enumerar las debilidades y fortalezas de la macro local, ¿cuáles serían?

Actualmente la principal fortaleza de la macroeconomía argentina es la expectativa de mejora. La recesión y el agravamiento de algunas de las principales variables de la economía durante 2016 (desde cuestiones como la inflación y el déficit fiscal, hasta pobreza y empleo) implicaron que muchas de ellas apenas recuperaran en 2017 sus valores de los últimos años del kirchnerismo. Sin embargo, la perspectiva es favorable en el corto plazo: aún si la inflación no baja tanto como espera el Gobierno y el crecimiento es menor al proyectado debido a la sequía, el conjunto de variables socioeconómicas mejorará sensiblemente en el futuro cercano, permitiendo mostrar un tránsito gradual pero concreto del sendero de estabilización prometido.

La mayor debilidad es la falta de perspectivas sobre por dónde se encarará el desarrollo en el mediano y largo plazo. La estabilización macroeconómica deberá ser continuada con un proyecto de país que ataque el problema de fondo de nuestra estructura económica: la insuficiente magnitud de nuestros sectores competitivos (que hoy son mayormente los sectores primarios). Esto implica la insustentabilidad de cualquier proceso de crecimiento económico, mientras no se encaren reformas que apunten a tornar competitivos a otros sectores. Éste es un riesgo de mediano y largo plazo, ya que hoy las divisas que el país requiere son provistas por la inversión extranjera y los flujos de capitales financieros.

¿Qué análisis hacen de los últimos movimientos de la política monetaria del BCRA y cuáles son sus expectativas para abril?

Tras algunos meses en los que informaba en sucesivos informes de política monetaria que la única variable relevante para su política anti-inflacionaria eran “los agregados monetarios”, el Banco Central debió en los últimos meses reconocer el impacto en el corto plazo de dos factores que han actuado en forma obvia y significativa desde 2016: los movimientos del tipo de cambio y los ajustes tarifarios. En particular, la intervención durante marzo y abril en el mercado cambiario apuntan a contener una devaluación que el BCRA interpreta como excesiva, y que ciertamente de continuar aceleraría aún más la inflación.

La apuesta del Banco Central es que el actual período de escasez de oferta de divisas pase, y entonces el retorno de la punta vendedora del mercado valide el precio que hoy con sus intervenciones le está marcando como techo al dólar. Este repunte de la oferta debería comenzar a percibirse desde abril, con la exportación de la cosecha (aunque perjudicada por la sequía) y los ingresos por cuenta capital y financiera (algunas colocaciones de deuda externa e inversiones extranjeras). Por tanto, en las próximas semanas el BCRA no necesitará intervenir tanto en el mercado cambiario para que el dólar fluctúe en torno al precio que considera de equilibrio – un precio que, en el mediano plazo, debería incrementarse nominalmente a la par de los demás precios de la economía -.

Haciendo foco sobre la inflación ¿coincide con sus colegas en que será difícil cumplir con la nueva meta? ¿Por qué es tan difícil combatirla? ¿Cuáles son sus estimaciones al respecto?

La meta de inflación del 15% para 2018 es imposible de cumplir. Su certificado de defunción comenzó a ser escrito ya desde comienzos de año, cuando el BCRA relajó su (hasta entonces) única política anti-inflacionaria: las variaciones en la tasa de interés de referencia. Si bien las intervenciones en el mercado cambiario contribuyen a evitar que la inflación suba aún más que lo previsto, lo cierto es que una estimación realista apunta a reducir la tasa de inflación de 2017 en 4 o 5 puntos – y no en 10, como plantea la meta -.

El error de diagnóstico se debe a haber menospreciado el efecto en el corto plazo de las subas de tarifas de servicios públicos y de la posibilidad de una devaluación nominal de un tipo de cambio flotante, ambas cosas que han ocurrido en distintas medidas durante 2016, 2017 y ahora 2018. En 2018, el precio que corre el riesgo de funcionar como “ancla” que reduzca la inflación será el salario, lo cual dependerá de qué ocurra cuando deban revisarse las paritarias que se están firmando de aquí a 6 u 8 meses. En definitiva, la desinflación podrá continuar, aunque a un ritmo menor al esperado por Cambiemos, en la medida en que en los próximos años no se produzcan nuevos aumentos tarifarios por encima de la inflación y el tipo de cambio se eleve nominalmente en línea con los restantes precios.

Puede leerse completa en la web de Portfolio Personal.

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